Si hay un escritor que ha marcado una antes y un después en mi vida como lector ese es Eric Arthur Blair, más conocido como George Orwell. La primera vez que leí ‘1984’ tenía unos dieciséis años más o menos y creo que fue mi hermano el que me lo recomendó. Y como he dicho fue un antes y un después. Su lectura me llevó a buscar otras lecturas distópicas como ‘Un mundo feliz’ de Huxley o ‘Fahrenheit 451’ de Bradbury. Pero también a algunas novelas menos conocidas como ‘El señor del mundo’ o ‘Nosotros’.
Creo que la siguiente novela de Orwell que leí fue ‘Rebelión en la Granja’, una fábula en la que nos enseñó lo fácil que es en el poder la idea de quítate tú para ponerme yo. Más concretamente la evolución del sistema soviético desde el fin de los zares al stalinismo totalitario valga la
redundancia.
Con esto quiero decir que empecé por el final, por su última novela que vio la luz en 1949, poco antes de morir de tuberculosis. Y la penúltima de 1945, en la que los animales echan a los hombres de la granja para que los cerdos, élite animal, terminen comportándose como hombres.
Después leí el que considero su mejor libro ‘Homenaje a Cataluña’. Sin duda una de las obras más lúcidas que se han escrito sobre nuestra Guerra Civil. Me sorprende el hecho de que un joven enfermizo decidiera embarcarse como voluntario en una guerra fratricida. Incluso Henry Miller intento disuadirle en París sin éxito. Una vez en España se convirtió en testigo de excepción de los acontecimientos de Barcelona en 1937 donde se enfrentaron comunistas con anarquistas. Poco después se iría de España con la certeza de que tras la contienda se impondría una dictadura en nuestro país.
Después de su experiencia en nuestro país sobre el que aparte escribió crónicas sobre la guerra volvería a Londres. Poco después tendría que escribir crónicas sobre la II Guerra Mundial recogidas en el libro ‘Diarios de Guerra’, que ha sido reeditado de nuevo en octubre del año pasado en el libro titulado ‘Escritor en Guerra’ , y en el que además incluye cartas y crónicas de la Guerra Civil.
Pero sigamos hacia atrás en el tiempo para encontrarnos con la primera novela que escribió y en la que empezó a firmar con el seudónimo de George Orwell se trata de ‘Sin blanca en París y Londres’. Decidió cambiarse el nombre porque no quería que su familia se enterara de las vivencias que tuvo en estas dos ciudades. Cuando regresa de su estancia en Birmania, país que le vio nacer, donde se fue a trabajar decide irse a vivir a París con una tía suya. En su estancia en la capital gala trata de ganarse la vida y se codea con los estratos más pobres de la ciudad, rozando la indigencia. Esta experiencia la vivió también en Londres poco después, hasta que finalmente consigue ganarse la vida escribiendo artículos.
Creo que no exagero cuando digo que estamos ante uno de los escritores más influyentes del siglo pasado, sirvan estas líneas para recordarlo.
